En Bogotá se
demostró que es posible orientar la acción de gobierno hacia intereses
colectivos sin transar con el clientelismo y la corrupción, y elevando a la
categoría de bienes morales la honesta inversión de los recursos públicos y la
protección de la vida de todos los seres humanos. Estos fueron logros
alcanzados de forma transitoria, pero su consolidación está seriamente
amenazada por el clientelismo de las Alcaldías del Polo y la ausencia de
liderazgo de sus Alcaldes en materia de seguridad ciudadana y protección a la
vida. (p. 175)
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