El principal
encargado del programa de Cultura Ciudadana entre 1995 y 1997, Paul Bromberg,
ha descrito lo que ocurrió durante esos años como el resultado del trabajo
conjunto de un “profeta” (Mockus), encargado de difundir “mensajes” y
“convertir” a los ciudadanos, y de “ingenieros” (el equipo del Instituto
Distrital de Cultural y Turismo), ocupados en diseñar mecanismos e intervenir
contextos concretos para incentivar un mayor cumplimiento de normas. (p. 47)
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